viernes, 26 de agosto de 2011

Proyecto M.I.E.R.D.A



Paola y Juan José

Salón de un apartamento de soltero tipo loft. Cierto desorden y descuido, botellas y latas de cerveza. X está echado boca arriba en la cama con la cabeza colgando hacia el suelo. J fuma un cigarrillo y bebe una cerveza. Otra lata le sirve de cenicero.

X: He estado pensando
J.J: ¿Qué?
X: La mierda debe ser un lugar lleno de gente
J.J: ¿Que quieres decir con eso?
X: Pues sabes, todo el mundo se va a la mierda alguna vez, a veces nos mandan, otras por nosotros mismos. Hay quienes han podido regresar sin embargo otros se han quedado ahí para siempre... ¿Tu has ido?
J.J: A la mierda?
X: Si
J.J: Pues sí. Un par de veces. Pero siempre por cuenta ajena
X: Y Has regresado?
J.J: Pues al menos una vez, pero he pasado mucho tiempo allí. Y tu?
X: Tengo la tendencia de irme a la mierda seguido, creo que le he tomado cariño. Después de todo no esta tan mal. Es un sitio subestimado, como el consultorio del odontólogo. La gente le teme pero es el único lugar donde puedo abrir la boca sin preocuparme de lo que voy a decir.
J.J: Debe ser un alivio en tu caso
X: No te imaginas.
J.J: ¿Que harás hoy?
X: Nada, eso es una de las ventajas de la mierda, no tienes que hacer nada que no te apetezca
J.J: Que suerte
X:¿Y tú?
J.J: Pues iré a recoger mis cosas en casa de Paola
X: ¿Y ella estará?
J.J: Supongo que sí. No me dejaría solo en su casa. Se hará la distraída hará como si lee una revista o ve la tele, hasta llamará a una amiga para irse de fiesta el sábado. Pero me tendrá vigilado, sabrá qué cosas me estoy llevando y que no. Tiene ojos de camaleón, puede verlo todo, se cerciorará de que estoy respetando el acuerdo de separación de bienes materiales.
X: En el que supongo que ella lleva las de ganar
J.J: Ya la conoces. Es abogada. Dice que tengo que indemnizarla por los malos ratos que vivió junto a mí.
X: ¿Y los buenos no cuentan?
J.J: Al parecer esos eran lógicos. Se supone que debíamos ser felices
X: ¿Y ella te ha indemnizado?
J.J: Me ha dado a chipi
X: Al perro! Pero si tu lo odias!!
J.J: Si pero ella cree que lo amo. Además en el fondo ella también lo odia, por eso me lo da.
X: No se para que lo compraron si ninguno de los dos lo quería.
J.J: Presión social. Todas las amigas tenían un perro y ya sabes cómo es Paola. No acepta estar por debajo de su círculo de amistades.
X: ¿Y tu?
J.J: Yo no tuve más remedio que aceptarlo. Al menos era un perro, no un hijo. Es lo que está de moda.
X: Te salvaste de la manutención… Y qué harás con él?
J.J: Quedármelo. Me servirá para ligar en el parque. Has visto la cantidad de mujeres que van a “pasear a sus perros”. Es una excusa, en realidad se están paseando a ellas mismas. ¿No puedo yo hacerlo también?
X: Pues…
J.J:¿ Sabes cuantos parques hay en esta ciudad? Sin contar la playa… las posibilidades son infinitas, puede conocer tantas mujeres como razas hay. Pero tengo que lograr que el perro se acostumbre a llamarse de otra forma, eso de chipi… es horrendo.
X: Puedes llamarle Chip, no se dará cuenta que no dices la i
J.J: Es verdad. Yo había pensado rebautizarlo, pero así será más fácil.
X: ¿Ves? Soy un tipo astuto.
J.J: Pero vives en la mierda
X: Uno se acostumbra a todo.

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