sábado, 31 de diciembre de 2011

Adeu 2011

Hoy es el  último día del año, y desde hace años nos deseamos cosas maravillosas para el año que entra, algunas veces parece que se nos olvida todo con la embriaguez de la celebración y comenzamos enero un poco perdidos, lentos, por lo que hay gente que aprovecha el bajón para hacer de la suyas y meternos en sendos problemas que no tienen que ver con nuestras decisiones, aunque si las afectan. Cambios económicos, nuevas políticas de empresa y todo aquello que modifica el entorno hasta ahora aceptado y conocido. El fantasma de la crisis  que seguirá rondando, haciendo de escudo para las acciones menos lógicas y el aumento del costo de la vida, como si vivir no significara ya un proceso donde se deja mucho de cada uno.

No es mi intención ser pesimista, confío en que si se sabe aprovechar, cada año implica evolución personal si se está dispuesto a ello, los caminos son variados y cada uno adoptará el que le venga mejor, o no adoptará ninguno, si es el caso. Creo que esto es lo importante, no importa que, ni cuando, ni donde, haz lo que te de la gana de hacer, la felicidad se encuentra en las cosas más simples.

Yo tengo mi lista de propósitos y deseos personales para el 2012, los 10 más resaltantes:

1. Autoemplearme, ya que nadie lo hace por mí, buscaré yo la salida.
2. Seguir formándome en lo que desde hace años reclama mi atención: El arte de ayudar con el arte.
3. Recibir a mi familia a la que extraño mucho.
4. Seguir creando sobre el escenario.
5. Hacer cine y publicidad.
7. Tener un gato.
8. Ponerme a escribir en serio.
9. Seguir avanzando con el Sax
10. Viajar!

Esto sin dejar de lado las relaciones de amistad, familia y pareja,  implícitas en todo lo anterior. Es una lista simple, que no exige mucho, no son cosas imposibles ni descabelladas. No soy una persona creyente, no espero que un ente superior me resuelva los problemas, pero si creo en la energías, por lo que espero verme rodeada de energías positivas y que la mala vibra se aleje lo más que pueda. Hasta ahora ha sido así y que así continúe.

Sólo pido saber encontrar las oportunidades y los momentos adecuados, el resto depende sólo de una persona: YO.


Feliz 2012, trabajemos por nuestra felicidad sea cual sea, 
que si somos felices hacemos del mundo un lugar mejor



viernes, 16 de diciembre de 2011

Ayer....

...paseaba con mi amiga Abril por Barcelona. Ya finalizando nuestro periplo, nos encontramos con una mujer chilena que, sin saber nada de la realidad venezolana, se mostraba partidaria del gobierno revolucionario que desde hace más de una década ostenta y derrocha el poder en Venezuela. Ella alegaba que desde fuera le parecía que el discurso y acción del presidente favorecía a las minorías, que la salud y la educación parecían estar en estado inmejorable y al alcance de todos los ciudadanos. Cosa que al parecer no ocurre en Chile donde el neoliberalismo pro yanqui impide tal igualdad de condiciones, donde la derecha excluyente se queda con todo y la división social entre pobres y ricos marca las posibilidades de desarrollo del individuo en la sociedad.

Obviamente, desmontamos su visión en un par de minutos, no defendiendo la realidad chilena, que no vivimos y sobre la cual nos-es-im-po-si-ble-o-pi-nar-na-da. Podría haberle comentado yo que cuando fui a Santiago, las calles de la ciudad y las vías de comunicación te hacían pensar que no estabas en un país de latinoamérica y que la ciudad es muy linda, limpia y ordenada, que en lo poco que estuve, me di cuenta que el turismo es aprovechado y cuidado y que no podría decir que me sentí amenazada ante ningún tipo de vandalismo , que quede encantada y que en base a eso, podría pensar que las cosas funcionan divinamente y que la derecha es "guay". Afortunadamente, se que la derecha no es "guay" (como tampoco lo es la izquierda, ni ninguna ideología parcialista y excluyente) y que Chile tiene serios problemas sociales que superar, por lo cual no emití opinión acerca de su país.

La conversación terminó cuando otra mujer quien sabe de donde, nos pidió que le tomáramos una foto. La chilena se escurrió de nuestro bombardeo de realidades que no se ven por t.v  ni en los discursos del presi venezolano y nos dijo que a dónde podría ir  y que cosas había para conocer por allí , ya que pese a haber estado en Barcelona en otras ocasiones , evidentemente no tenía ni idea donde estaba.  

Más tarde, entablamos una conversación parecida con una encargada de una tienda, esta vez, el discurso unificador y humanista de esta mujer, nacida  en Catalunya pero de padres no catalanes , portaba una visión del mundo tan distinta a la anterior que fue gratificante saber que todavía puede contarse son este tipo de personas. Ella,  a favor de la visión de ciudadano del mundo, donde cada quien puede vivir, trabajar y desarrollarse donde se sienta mejor y tenga mayores posibilidades para hacerlo, no esta de acuerdo por ejemplo con la tan discutida independencia de Catalunya "con lo bien que se está en otros pueblos de España, sabiendo que esa también es tu tierra " nos decía. ¿Porque entonces dividir fronteras, gentilicios, clases, estratos, razas, idiomas, creencias, costumbres, tradiciones, si al fin y al cabo todos somos ciudadanos de un mismo país?

Sin saberlo, esta señora dio en la clave de la realidad venezolana, donde tras doce años, el discurso y acción separatista camuflada en una máscara de igualdad social ha hecho mella y todo obedece al pensamiento si no estás conmigo, estás contra mí  y como tengo el poder te aplasto, te quito, te denigro, te humillo. Que se ha traspasado a la sociedad donde si alguien tiene carencias económicas es porque otro que las tiene menos, o no las tiene, se ha llevado esa posibilidad. Donde el poder esta en un arma y te secuestro, te amenazo, te humillo, te mato. 
Donde me voy del país porque no lo soporto más y me separo de mi familia, de mis amigos de mi trabajo, de mi casa, porque necesito, al menos, vivir. Y todos los días espero (porque no imploro, no rezo, no pido a ningún dios, generalmente no hay mucho que hacer al respecto) que nada pase a quienes amo.


Por último, como broche de oro de un día cargado de opiniones sociales y políticas, leo en el facebook un comentario de un profesor muy estimado que tilda de sabio al presidente de Venezuela. No tuve más remedio que comentar su discurso, no porque descubra que este profesor esté a favor del gobierno, eso ya lo sabía, sino por la incoherencia que significa otorgar tamaños dones a un ser humano que ha demostrado ser lo más lejano a esta descripción. Si hay algo que me saque de mis casillas es la insensatez y pese a no entender como alguien con mediana inteligencia puede favorecer un disparate como el de la supuesta revolución bolivariana,  también es cierto que cada cabeza es un mundo... sin embargo existen límites entre el idealismo y la locura.

Fue un día extraño, de mucha reflexión, que me afianza mi manera particular de ver el mundo:  si no lo vives, no opines, vive, trabaja y piensa de manera provechosa para ti y para un colectivo. Trata de hacer lo que amas donde quiera que estés.Ve a donde sientas que es tu lugar, haz todo lo que puedas por ti y ayuda en lo que puedas a otros, el mundo es grande y todos formamos parte de él, la injusticias existen y lo que hagas para evitarlas, por pequeño que sea siempre será valedero. Y sobre todo se fiel a ti mism@.




viernes, 9 de diciembre de 2011

Alguien tendría que prohibir...las "vísperas de feriado"

El pasado domingo me arme de valor y decidí levantarme antes de medio día, algo que suele ser poco usual un domingo (y a veces algunos días de semana, también) salvo que tenga algún compromiso mañanero, léase clases o ensayos, que es el único tipo de compromiso que estoy dispuesta a cumplir a esas horas un domingo. Tras café y desayuno, me puse en marcha rumbo al mercado de Sant Antoni, a curucutear las interminables mesas de libros de todas las manos, colores, estilos y años, acompañada de mi chico que, en un acto de amor absoluto, se lanzó a la aventura sabiendo que le aguardaban horas de espera.

 En teoría, fui a ver si corría con suerte de encontrar un par de libros que necesito pero con la certeza de que seguramente saldría con algunos más, cosa que por supuesto y afortunadamente sucedió. Uno de estos hallazgos fue el libro de Isabel Coixet , cineasta nacida en Barcelona, de la que confieso no haber visto mucho pero si lo suficiente para saber que me encanta.

El libro, el primero que tomé al llegar, llamó mi atención inicialmente por su título "Alguien tendría que prohibir los domingos por la tarde", y es una selección de sus artículos publicados en el suplemento dominical de El Periódico, llamada "Mi hermosa lavandería". Al hojearlo por encima me atrajo mucho más por su estilo narrativo, que parece que tienes a la autora enfrente contándote la historia y tomando café (algo que también me ocurre con Rosa Montero) pague a la señora del puesto y seguí hurgando en las mesas por dos horas.

Ya con mi botín en mano, decidí empezar por éste libro. Se lee rápido y más bien lo estoy  masticando con calma  y como era de esperar me han gustado todas las historias que llevo hasta ahora, sin embargo quiero hacer referencia a una de ellas, por la coincidencia con un hecho reciente.  La historia se llama "Si estás muerto, ¿por qué bailas? " y en ella Coixet habla de la actualidad del cine en cuanto a espectadores se trata, el ritual del ir al cine va perdiendo terreno por diversos motivos: la gente prefiere hacer otras cosas o no tiene tiempo, o dinero, o prefiere ver pelis en casa ya sea en t.v por suscripción, o en páginas de descarga o como sea, lo cierto es que la gente no está yendo al cine de la misma manera.

Yo soy una de las que el ritual de ir al cine constituye un momento de felicidad suprema, no he sido muy amiga de ver pelis en casa (generalmente me duermo en el sofá) digo, pelis que me interesen de verdad, aunque debo confesar que he caído en la tentación de ver una que otra de la cartelera actual en alguna página de vistas on line.

Lo cierto es que me gusta ir al cine y comparto la imagen descrita por Coixet de lo que ello significa, un espacio en el que parece que el tiempo se detiene, se abre una nueva dimensión, la imagen y el sonido te envuelven y no importa el antes ni el después,  a veces, depende la la película, tardo horas en regresar a la realidad e incluso llego a desanimarme al verla tan corriente, tan mundana, tan.... real. Por esta gracia, cuando alguien propone ir al cine, me encuentro con dificultades para negarme, incluso aunque mi economía esté golpeada (como ahora).

Fue así entonces cuando el miércoles pasado, cuyo carácter de mitad de semana se acentuaba mucho más al estar entre dos días festivos en España, un amigo me propuso ir a ver una peli y yo a mi vez arrastré a mi chico, pero.... no es de la peli de lo que quiero hablar.

Resulta que, como mi economía está como está, apelo a cualquier descuento al que me sea posible acceder, y en el caso de las entradas del cine, lo hago por mi carnet de biblioteca. A sabiendas de esto, saque cuentas de dos entradas (me tocaba el turno invitar a mi pareja) y según lo que tenía en mi cartera pues, podía quedarme con algún suelto. Sin embargo, al llegar a la sala de cine, la realidad tan corriente, tan mundana y tan... real me dio un cachetón que consideré indignante:  no sólo no había descuento en la entrada, ¡sino que además era más caro! y todo por ser "víspera" de feriado, es decir, que porque el día siguiente era libre para la mayoría y podían hacer lo que quisieran esa noche, a alguien se le ocurrió que deberían poner la entrada como si se tratara del feriado en sí. Me quedé pasmada. No entendí como tampoco entiendo ahora el porqué de una decisión tan arbitraria. Opiné en voz alta mi indignación y compré las entradas....sabiendo que entraba en su juego y sin  tener ninguna salida ( sí, podría haberme ido pero...)

Recordé inmediatamente el artículo de Coixet, y eso me coloca entre dos aguas:

1. La gente no va al cine, ergo, las salas aprovechan cuando sí van para equilibrar ganancias.
2. La gente no va al cine porque las salan abusan para obtener sus ganancias.

La verdad, no se que es peor. Lo que sí se es que ninguna de las dos opciones ni favorecen, ni tienen que ver con los creadores ni mucho menos con los espectadores, al final el resultado es el mismo: la gente no va al cine. Y a los que disfrutamos y tratamos de conservar el ritual se nos hace cada vez más cuesta arriba, no tan sólo por el dinero, sino por ser tratados como pendejos, pringaos, boludos que siempre van a terminar comprando la entrada.

Al menos eso pienso YO.


















jueves, 8 de diciembre de 2011

Soñar no cuesta nada...(o lo mismo que un billete de lotería)



Se SUPONE, que este comercial es lindo y esperanzador. La gente que aparece en él tiene deseos y sueños  que esperan hacer realidad "cuando se ganen la lotería". Hay una "fábrica de sueños" donde van a parar los anhelos de estas personas, que son recogidos por unos niños aparentemente invisibles y con gran capacidad de aguantar el frío y transportados tras un largo camino a la fábrica en una pequeña bola de cristal. Luego de depositarlos todos en una máquina, sale un deseo único que es el billete de lotería en sí. Que lindo.

Ahora lo que yo veo, es un montón de críos trabajando largas jornadas, hasta altas horas de la noche, bajo el frío del invierno, tratando de pescar a estos "soñadores" que han comprado o recibido un billete de lotería. Un montón de gente que deposita en ese pequeño papel todas sus esperanzas y deseos más profundos sin saber siquiera si podrán hacerlos realidad, no porque no puedan hacerlo, sino porque el billete constituye la única salida.

Sin embargo,  no sabría decir si el comercial reproduce la vida o viceversa. A finales de la semana pasada he visto una cola tremenda para comprar el billete (quien sabe si el billete ganador) conformada por hombres y mujeres de distintas edades, no importaban tacones, bastones ni ningún otro impedimento, la esperanza de poder adquirir el billete afortunado es más grande que cualquier sufrimiento o incomodidad.

No se cuánto se ha gastado para hacer un comercial como éste, que al estilo mágico Harry Potter invita a una realidad posible con un lema bastante claro "Si sueñas, Loterías", o sea que si no compras un billete no sueñas, o si sueñas y no compras un billete tienes pocas probabilidades de hacerlo realidad.

La tradición de la lotería de navidad en España es algo que me produce bastante curiosidad , está entre la cursilería y la fatuidad de depositar en un billete los planes del año entrante que irán adaptándose a la cantidad de dinero que se pueda ganar.

Quizá estoy siendo demasiado radical, QUIZÁS. Puede que algún momento todos soñemos con ganarnos la lotería y mandar al jefe, a la pareja, al país a la mierda y bailar una samba en una Isla del Caribe (sueño europeo) o largarse a dar vueltas por el mundo y ver todas esas cosas que hasta ahora sólo hemos visto en los libros ( sueño intelectual latinoamericano) o simplemente gastarlo rumbeando lo que te resta de vida (sueño universal pero imbécil).

Quizá mi poquísima y desafortunada experiencia en juegos de azar, desde cartas hasta maquinitas de casino, me creen una cierta piquiña a la hora de invertir mi también poquísimo dinero en números y billetes que puede que no me lleven a nada. Prefiero gastarme esa misma cantidad en un cine, compartiendo con amigos o comprando un libro y seguir soñando con todas las cosas que deseo hacer: tener mi propia escuela- sala de teatro, cumplir el sueño intelectual latinoamericano, colaborar con instituciones cuyo trabajo beneficie a una minoría, tener dos gatos, en fin... no tener que preocuparme por cuestiones de dinero, tan odiosas,  hasta que me muera...

Porque digo yo, si sueñas.. Loterías. Pero... que pasa cuando ya no sueñas más...?

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